Firmeza de Roca Rey y el Triunfo de Hermoso de Mendoza en Algeciras.

Cortó tres Orejas Hermoso de Mendoza   saliendo en hombro junto a un Poderoso y firme Roca Rey cortando los mismo apéndices. Tarde sin opciones para Juan Ortega.

Segunda tarde de figuras en la localidad gaditana, que ya ve el final de su feria. Se notó un exceso de festejo en cierto sector del público por su actitud triunfalista, que estalló en el tercero al pedir el indulto a un gran toro de Cuvillo, premiado con todas las de la ley por el presidente con una vuelta al ruedo. Un palco acertado, pero que pecó quizás de generosidad a la hora de conceder las orejas.

Tarde de despedida de Pablo Hermoso de Mendoza en el coso de las palomas. Faenas de mucha entrega luciendo al máximo su cuadra, destacó sobre todo la faena al cuarto de la tarde en un ajustado tercio de banderillas donde dejó momentos de verdadera exposición. Hizo varias entradas a matar al toro, pero aun así cortó dos orejas.

No nos pudo deleitar el de Triana con la magia de su capote, más que en un quite templado por chicuelinas. 

Comenzó con el segundo Juan Ortega a trastear por abajo, rodilla en tierra, conduciendo al toro hacia los medios donde trató Juan de desarrollar una faena ante un toro falto de fuerza. Un astado con clase en las pocas embestidas que dio, pero sin ritmo. Cerró la faena con unos cambios de manos muy toreros marca de la casa y dejó una estocada entera tras dos pinchazos. Fue ovacionado.

Si piensan ustedes que las alimañas son solo grises, blanquito, castaño del cuvillo es la excepción que confirma la regla. Desde que Juan lo paró por el capote actuó de manera extraña el animal, ¿vista, descoordinación? Lo cierto es que no le dio opciones el toro a Ortega y lo puso en apuros con la muleta, dejando momentos muy ajustados. Lo probó por ambos pitones y dejó un macheteo muy torero antes de entrar a matar. Fue ovacionado en una tarde que se fue en blanco con el peor lote nulo de opciones.

Berlanguillo, el número 99 de Núñez del Cuvillo, saltaba al ruedo. Hasta ahora, a expensas de los Miuras, ha sido el mejor toro de la feria. Toro negro mulato bajo y con buenas hechuras que se empleó a fondo en la poderosa muleta de Roca Rey. 

Lo paró bien a la verónica dejando un buen remate y un quite por saltilleras centrando las manletinas en el albero. 

A los medios se fue para brindar al público y para comenzar el trasteo con pases cambiados por la espalda. Se hincó de rodillas y remató la tanda con un molinete y pase de pecho. Ligó las tandas con temple y mando por el pitón derecho, acoplándose a las buenas embestidas del animal. Por la izquierda bajó la intensidad de la faena, pero anduvo muy firme, llevando siempre largo al animal. Cuando se acercaba el final, dio un arrimón dejando circulares invertidos, quieto en el sitio, que ligó con afarolados, zapatillas fijas y el público con él  ante su poder y la valentía del cóndor peruano. El runrún del indulto ante la fijeza del toro en la muleta y la clase corría por el coso de las palomas y no tardaron en asomar los pañuelos cuando armó la espada. 

Con buen criterio mandó a matar el presidente, pero no cejó en su empeño Andrés (mal hecho) ante la intensidad de un público que pedía un indulto que de haberse dado hubiera sido excesivo. No lo consiguió Andrés a pesar de los ayudados. Tuvo que entrar a matar entre el griterío y los silbidos a un toro ya pasado de faena. Lo pinchó dos veces y dejó una estocada baja, cortando una oreja y vuelta al ruedo a Berlanguillo con firma y acertada decisión del señor presidente.

En los medios realizó Andrés la faena al sexto. Destacó por el pitón derecho; ya entrada la faena comenzaba a levantarse el aire cuando decidió cambiar a la zurda. Poderoso Andrés con la izquierda, llevándolo recto a un toro que ya acusaba la falta de ritmo. Faena de técnica con buenos remates del peruano ante un toro intermitente y desigual en sus embestidas. Se consiguió acoplar a las embestidas del de Cuvillo que ya cantaba la gallina.

Ahí estuvo Roca Rey, penduleando la muleta en la cara del toro, dejando un valiente final de faena, anclando las zapatillas en el piso, toreando en circular, abriéndose el toro y llevándolo siempre metido en la muleta. Entero entró el acero y, enfervorecido, el público de Algeciras le pidió las dos orejas al diestro, concedidas por el presidente. Así, se abría la puerta grande para salir junto a Hermoso de Mendoza.