No todo en el toreo es estética; muchas veces ,dramatismo. Eso es Román, quien con su entrega, valor y día a día, toro a toro, se hace hueco para estar en las grandes ferias. Ayer realizó una gesta que pasará a los anales históricos de la plaza de toros de Valencia, al encerrarse con 6 toros.
Vestido en honor a Granero, salió Román en solitario rompiendo el paseíllo. Buena fue su actuación con los primeros buenos del Parralejo y Fuente Ymbro. Se le escapó la oreja con el del Parralejo por la estocada, pero se la cortó al de Fuente Ymbro dejando una buena estocada.La tarde tomaría otro rumbo a partir del tercero, un toro de Pedraza de Yeltes que no embistió a Román, al igual que el otro de Victorino.
El quinto de la tarde reventó la tarde. Román ya veía que se le iban los toros y fue a por todas con este manso de Domingo Hernández que, ya en los instantes finales de una faena en tablas, comenzó a poner en peligro a Román.El toro avisó varias veces cuando pasaba por afuera y en una de esas prendió a Román proporcionándole una voltereta terrible. Volvió Román a la cara del toro para cerrar la faena. También le cogió al entrar a matar.
Ese tiempo entre el quinto y el sexto fue un calvario para Román. Se dolía, incluso llegó a perder el conocimiento, pero tirando de casta, valentía y vergüenza torera, salió a matar al último de la tarde.Fue el mejor toro, el de Luis Algarra, que dejó lucirse a Román, realizando tandas ligadas por el pitón derecho y al que le cortó una oreja tras una estocada y dos descabellos.
La plaza pidió por unanimidad la oreja y, dolorido pero feliz, Román salió en hombros.Y termino como comencé: no todo en el toreo es estética. Con sangre, sudor y lágrimas, Román, a base de raza y valentía, ha dado un golpe sobre la mesa superando este reto.
Enhorabuena, torero.